Una mano, otra vez, toma el extremo de la soga
No hay descanso en el arte ni tranquilidad capaz de dominarlo. Son paisajes como realidades las que se abalanzan sobre el espectador que se quiere inocente
Los músculos se tensan y la mano aprieta hasta que la sangre se estanca
No hay arte sin lágrimas, sin heridas, sin movimiento ni horas oscuras que contrasten las miradas necias
Todo el cuerpo se prepara para la tracción del objeto al final de la soga
Un reflejo impreciso, una piedra lejana, un eco de nostalgia, un camino impredecible y borroso
El cuerpo se empeña y tira hasta el límite del esfuerzo
La noche sospecha que la están nombrando y se estremece la tierra inabarcable
Llueve, las gotas resbalan por la textura de la soga y el objeto se desliza imperceptible
El poeta muere, una vez más, sobre la página escrita
El cuerpo descansa
lunes, 7 de julio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
(Este comentario es para "Buenos no termina...", que no lo pude dejar ahí porque no permite usuarios anónimos)
Juan: no había leido este cuento...
Final impensable si los hay, sorpresivo y anecdótico.
La locura, los sueños y la realidad en algún punto siempre se terminan cruzando.
adio
nos estamos cruzando
Publicar un comentario